miércoles, 27 de octubre de 2010

SUELOS DE LOS ALTIPLANOS

Algunos suelos de la región andina se encuentran localizados en altiplanicies enclavadas en las cordilleras como la de Santa Rosa de Osos, Rionegro, el altiplano cundiboyacense (que comprende la sabana de Bogotá, los valles de Ubaté y Chiquinquirá y el sector Tunja - Paipa que remata con el valle de Sogamoso), la altiplanicie Túquerres-Ipiales en Nariño y el altiplano de Popayán. Existen varias pequeñas mesetas como la de Sibundoy con suelos orgánicos (histosoles) y otras que son asiento de lagunas importantes como la de Tota y la Cocha. El patrón de distribución de los suelos y sus características más importantes dependen de factores tales como el clima del altiplano, su relieve y el tipo de material parental. Por ejemplo, el clima de las altiplanicies antioqueñas es frío muy húmedo, el de una parte de las altiplanicies nariñenses frío-húmedo y el de la sabana de Bogotá frío seco. Esta última condición de sequedad hace que, en algunas regiones de la sabana de Bogotá, se presenten suelos arcillosos que poseen en profundidad capas endurecidas que impiden el normal desarrollo de las raíces. Estos suelos se conocen como alfisoles y presentan limitaciones para la agricultura.
En la sabana de Bogotá, no obstante, se presentan suelos de alta fertilidad que han recibido aportes importantes de cenizas volcánicas, materiales orgánicos de las antiguas lagunas que formaban la altiplanicie y sedimentos provenientes de las montañas aledañas. Por ello sus suelos son muy profundos, bien estructurados, ricos en materia orgánica, con buenos niveles de nutrientes y, en general, con características físicas favorables para la introducción de una amplia variedad de cultivos.  Al igual que los suelos del Valle del Cauca, son considerados muy fértiles[1]


[1] http://www.virtual.unal.edu.co/cursos/IDEA/2007223/lecciones/lect13/lect13_9.html

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