miércoles, 27 de octubre de 2010

SUELOS DE LOS VALLES INTERANDINOS

En esta región natural se presentan dos grandes áreas: el valle geográfico del río Cauca y el valle del río Magdalena. El valle del río Cauca, que aparentemente posee relieve plano en toda su extensión, presenta sin embargo algunas colinas no muy agudas que corresponden, en su mayor parte, a las terrazas sedimentadas de Zarzal. Por su relieve quebrado, presentan erosión moderada. Buena parte del valle posee un clima cálido moderado seco. En un área entre las localidades de la Unión, Roldanillo y Bolívar el clima es muy seco. Al sur, entre Miranda, Puerto Tejada, Jamundí y Santander de Quilichao, la situación climatológica es diferente, pues las condiciones de precipitación aumentan y la humedad del clima se hace notoria. Esta situación ejerce una influencia importante sobre los suelos de la región.
En términos generales, las características de estos suelos  están muy relacionados con el clima y la naturaleza del material parental:  casi toda el área presenta suelos con contenidos altos de bases de cambio (nutrientes para las plantas), alta saturación de bases, media a alta capacidad de intercambio catiónico, pH básico o cercano a la neutralidad y baja saturación de aluminio (elemento tóxico para las plantas). Una excepción a las afirmaciones anteriores la constituye algunos suelos ubicados en el extremo sur del valle en la zona húmeda que presentan acidez, alto aluminio de cambio y baja saturación de bases. Los suelos son, en general, pobres en fósforo.


Casi el 36 % del área total del Valle del Cauca (135.000 hectáreas) son suelos que pertenecen al orden taxonómico de los molisoles, que han sido catalogados entre los mejores del mundo porque presentan un horizonte superficial grueso de color negro oscuro, ricos en materia orgánica, bien estructurados y con un contenido alto de nutrientes para las plantas.
Otros órdenes que se presentan en la zona corresponden a los denominados Vertisoles que ocupan alrededor de 80.000 hectáreas (21.5 % de la extensión total). Estos suelos se caracterizan porque presentan altos contenidos de arcillas negras, lo que les ha valido la denominación de “suelos negros de algodón”, confiriéndoles unas propiedades particulares que son la base para su utilización y manejo. Estas arcillas son expandibles por lo que los suelos se agrietan severamente en la época seca y se hinchan en la estación de lluvias, generando así problemas para su manejo.
El valle del Magdalena presenta dos regiones diferenciadas: la primera corresponde a los sectores alto y medio y la segunda se ubica en el denominado Bajo Magdalena. El valle alto abarca casi 640 kilómetros desde su nacimiento en el páramo de las Papas (Macizo Colombiano), hasta La Dorada y Salgar en los departamentos de Caldas y Cundinamarca,  respectivamente. La región tiene un clima seco y ha sido objeto de un intenso desarrollo agropecuario. Todo el valle alto y medio del río Magdalena está ubicado en el piso térmico cálido pues comienza en el sur del Huila a una altura superior a los 800 m.s.n.m. (metros sobre el nivel del mar) y va descendiendo de forma tal que en Girardot está a 250 m.s.n.m. en Honda a menos de 200 m.s.n.m., en Barrancabermeja a 65 m.s.n.m. y en La Gloria alcanza los 25 m.s.n.m.. Desde el punto de vista de la humedad, balance entre las lluvias que caen en determinada región y el agua que se pierde por evaporación y transpiración, hay una marcada diferencia entre el sector alto del Valle y la zona media. El valle del Magdalena, desde su comienzo al sur del Huila hasta un sector localizado al norte de Honda, más o menos a mitad de camino entre esta población y La Dorada pertenece a una provincia sub-húmeda cuyo promedio anual de lluvias está entre 1.000 y 2.000 milímetros. Un área al norte de Neiva entre Tello y Villa Vieja en Colombia (Huila), tiene características de mayor sequedad y corresponde a una provincia semiárida cuyo punto más marcado está precisamente, en la zona de Colombia en un recodo del valle del Magdalena. En esta región la precipitación desciende notablemente por debajo de los 1.000 milímetros anuales y en el caso particular del enclave muy seco de Colombia (Huila) esta cifra puede ser inferior a los 500 milímetros.
En el alto Magdalena los suelos son, en general, básicos y ricos en nutrientes y tienen un régimen de lluvias bajo. En el Magdalena medio los suelos son ácidos y con poca fertilidad pero, a diferencia de la parte alta, la pluviosidad es mayor, y existen algunas zonas que disponen de una buena cantidad de nutrientes como en la región de Puerto Boyacá.
En el valle del Magdalena, sectores alto y medio, las tierras con vocación agrícola, aptas para cultivos transitorios, semipermanentes o perennes intensivos corresponden al 36,7% de la superficie total que se calcula en 2.500.000 de hectáreas. Sin embargo, la mayoría de estas tierras necesitan riego supletorio, control de la salinidad y prácticas especiales de manejo para utilizarlas en proyectos agroindustriales. Las tierras agriculturales están ubicadas en la planicie aluvial bien drenada del río Magdalena y en los abanicos entre los cuales merece destacarse el de El Guamo-Espinal, Ibagué, Lérida-La Sierra en el Tolima y Rivera en el Huila.

Los suelos del bajo Magdalena, en realidad corresponden a la región Caribe y sus características se describen a continuación.[1]


[1] http://www.virtual.unal.edu.co/cursos/IDEA/2007223/lecciones/lect13/lect13_9.html

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